César Corzo, el muralista de Chiapas


Sandra de los Santos.- Siqueiros es el más muralista de todos, de los pintores mexicanos que mejor sabe pronunciar grandes discursos y los plasma en un muro; Rivera en cambio platica, es gracioso muy dado a pintar pequeñas figuras; Orozco pega de gritos muchos de ellos desaforados y Tamayo es mudo, no habla. Así define César Corzo, el muralista chiapaneco a los pintores de murales más conocidos de México.
-¿Y usted, maestro, ofrece discursos, platica o pega de gritos? Se le pregunta.
- Lo mío ahí está, responde el premio Chiapas y muestra los bosquejos de dos de sus murales más conocidos que cuelgan de una de las paredes del recibidor de su casa.
En esa misma pared hay pinturas, que él mismo ha realizado, de su familia; su titulo de la Escuela Nacional de Artes Plásticas; el reconocimiento que recibió cuando le otorgaron el Premio Chiapas así como su más reciente reconocimiento que le otorgó el Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach).
Ese muro, sin duda, está cargado de significado para César Corzo, con solo verlo se sabe que se está en el hogar de un artista que tiene camino recorrido.
En su casa hay pinturas, esculturas, por donde sea hay algo que ver, que admirar, a veces pareciera desordenada, pero cuando se observa bien se da uno cuenta que todo está en su sitio.
El artista lleva 50 años dedicados a la pintura, supo de su vocación desde muy pequeño a pesar que nadie de su familia se dedicaba a algo relacionado con las artes.
“Dibujaba animales, andaba con palitos rayando en la tierra, era lo que más me gustaba” dice el pintor chiapaneco que ya llega a los 67 años de edad.
Corzo es seguramente el muralista que más ha pintado en Chiapas, sus murales están en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), Palacio de Gobierno, el edificio de Las Palmas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Escuela de Enfermería, pero hace mucho que no pinta murales.
El pintor, aunque quisiera de nueva cuenta lucirse con las grandes líneas de fuga, hacer suya una pared y después ofrecérsela al público, ya no pide hacer un nuevo mural, sino que se conserven los que ya están, los que tanto trabajo le costaron.
“He llegado a decirles que nada más paguen el material y que yo les doy mantenimiento, pero no quieren” dice César Corzo.

Para el muralista ganador del Premio Chiapas el arte es la expresión más humana que existe, lo más sublime, sin embargo no todos lo ven así, son capaces de destruirla o dejarla morir.
Aunque tiene años sin hacer un mural, Corzo no ha dejado que se le entuman las manos, todos los días pinta, en tamaños diferentes, es su alimento, pasión, su única forma de vida.
A pesar de que alguna vez por falta de mantenimiento los murales de César Corzo dejaran de verse, difícilmente se podrán borrar de la memoria de muchos que los vieron y admiraron, que encontraron en ellos la mejor expresión humana.

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