Buscan elevar índice de nutrición con productos de suero de leche

SANDRA DE LOS SANTOS

San Lucas.- Es el municipio con menor número de comunidades en Chiapas, apenas tiene cuatro, pero no solo en territorio es pobre este lugar, también en alimentación, salud y educación.
Es uno de los 21 municipios de Chiapas con mayor índice de desnutrición según la Encuesta Nacional de Nutrición, muchas familias de este lugar solo viven, aunque parezca increíble, de la despensa que entrega mensualmente el Programa Oportunidades comenta Flor de María Vargas, estudiante de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), quien está realizando su servicio social en la comunidad Francisco Villa del municipio de San Lucas.
El municipio está ubicado en la región centro del estado, su población, aunque es zoque, ha perdido su lengua y vestimenta tradicional. La mayor parte de la población vive de la agricultura.
La desnutrición en los menores es evidente, no se necesita hacer un gran diagnostico para percatarse que los menores tienen problemas de alimentación, lo mismo pasa con los adultos, mujeres embarazadas y adultos mayores según un diagnostico realizado por la Escuela de Nutrición de la Unicach.
“Los niños en esta comunidad desayunan y comen diariamente frijoles con tortillas, los frijoles son muy buenos, pero se necesitan otros alimentos para complementar una buena dieta, por el poco acceso económico que se tiene de los alimentos a muchos niños se les acostumbra a no cenar para que no pidan de comer en la noche” señalan los prestadores de servicio social que llevan casi un año trabajando en esta zona.
En la comunidad Francisco Villa, municipio de San Lucas no hay una sola persona que venda carne, es un producto que la gente no consume, la leche que toman es solo la que viene en la despensa de Oportunidades.
La Escuela de Nutrición de la Unicach por medio de sus prestadores de servicio social está ofreciendo pláticas sobre nutrición para que con lo que tengan a disposición puedan tener una dieta nutritiva y balanceada, aunque ellos mismos reconocen que poco se puede hacer porque la tierra de este lugar es un poco ingrata y difícilmente crecen algunos productos.
Los jóvenes están enseñando a las madres de familia a mantener los huertos familiares y reparten semillas de hortalizas para que hagan estos huertos, además de que enseñan diferentes maneras de preparar los productos que tienen a su disposición.
“Creo que es muy importante que hayan más programas de apoyo para las personas de la comunidad, porque ellos si hacen sus huertos y todo, pero necesitan ayuda” dice Alejandro López, estudiante de Nutrición.

Suero de leche alternativa para elevar nutrición

Debido a la desnutrición en la que se encuentra la mayoría de la población de este municipio, la Escuela de Nutrición de la Unicach ha estado trabajando con diferentes proyectos en el lugar.


Gilber Vela Gutiérrez, docente e investigador de la Escuela de Nutrición de la Unicach junto con los prestadores de servicio social Flor de María Vargas, Alejandro López y Edgar Cortés están trabajando en un proyecto que intenta elevar la nutrición de preescolares por medio de una papilla hecha a base de suero de leche.
La papilla es un complemento alimenticio, que ayuda a que los menores puedan obtener proteínas, que en su dieta diaria no tienen. El suero de leche, explicó Gilber Vela, es una buena fuente de energía, favorece a la absorción de algunos minerales como: calcio, potasio y magnesio.
Los prestadores de servicio social hicieron un diagnostico de los niños de preescolar que sufren desnutrición y a ellos se les ha dado la papilla a base de suero de leche, aunque no han hecho el diagnostico final, han observado mejorías en los menores.
La papilla contiene, además de suero de leche, harina de avena, almidón de maíz, harina de cacahuate, harina de mamey y azúcar y ha sido bien aceptada por los niños, lo cual no sucedió con la papilla que venía en la despensa del programa federal, que los menores no consumían por no agradarles su sabor manifestó Flor María Vargas.
El proyecto, financiado por el Cocytech y la Unicach, abarca también otros productos enfocados hacía los jóvenes y adultos mayores, como una bebida energética, galletas fortificadas con suero de leche y una bebida fermentada para los adultos mayores.
El financiamiento del proyecto solo contempla la creación de los productos y en su mayoría ya están hechos y la papilla a base del suero de leche están en proceso de patentarse, lo que buscan ahora es buscar el apoyo económico para que se pueda hacer la transferencia de tecnología, es decir, que el producto pueda llegar a las personas que más lo necesitan.
Gilber Vela Gutiérrez manifestó que los productos realizados a base del suero de leche tienen un bajo costo porque el suero de la leche en Chiapas no tiene un valor agregado, no se utiliza, solo algunos ganaderos la usan para sus animales, pero lo demás se deshecha.
Consideró que los desayunos escolares deberían de tener algún producto hecho a base de suero de leche porque es un complemento alimenticio que tiene muchas propiedades nutritivas.
Tanto los jóvenes como el docente señalaron que desean seguir trabajando en el proyecto, pero ellos al igual que los habitantes de la comunidad Francisco Villa, necesitan algún programa que los apoye.

EN TERÁN


Vive minusválido en condiciones deplorables

TEXTO: SANDRA DE LOS SANTOS
FOTOS: ARIEL SILVA


El calor en la galera es tan fuerte que es capaz de cocer un huevo, pero a este hombre, que lleva viviendo en este lugar tres años, ya se le cocieron los dos, no de ahora, sino desde hace mucho tiempo.
Arturo López es originario de Ciudad Camargo, Chihuhuahua, tiene 14 años viviendo en Chiapas y tres años viviendo en esta galera de apenas cuatro metros de largo por dos de ancho, de altura el lugar no alcanza ni el metro y medio, es imposible que una persona entre parada, tiene que inclinarse o inclusive arrodillarse para poder ingresar.
El hombre de 50 años perdió las piernas hace 16 años así que la altura de la galera no es problema para él, la hizo a su modo y semejanza, él mismo la construyó cerca del río Sabinal en Terán, a dos cuadras de la iglesia de la Santa Cruz.
“Para mí este lugar es una residencia, me ha tocado vivir en lugares peores” dice y uno no se puede imaginar que se pueda vivir en una condición peor. La galera está hecha de deshechos: pedazos de escaleras, sillas, plástico, tela, trozos de madera. En el sitio hay un montón de zapatos viejos, que Arturo se dedica a reparar, sillones viejos de carros, apenas hay un espacio libre donde él se acomoda, todo lo demás son cachivaches.
Si la vida que cuenta Arturo es cierta, que manera de ensañarse con él, aunque parece muy lucido a veces lo que comenta resulta inverosímil, producto de una novela surrealista, parece que se escapó de una de las películas mexicanas más conocida en los últimos años, a donde sea que va, siempre trae una camada de perros siguiéndolo, van con él porque muchas veces les da de comer, aunque él dice que lo siguen porque lo sienten de su familia.
Cuenta que es huérfano de madre y que su padre lo abandonó cuando él era muy pequeño, se crió en un orfanato, aunque también vivió en las calles en Chihuahua, cuando salió del internado se fue de capataz de una hacienda, se casó con la hija del dueño, pero ella lo abandonó por su problema de alcoholismo.
“No es orgullo decir que fracase a causa del alcohol, yo tuve mí negocio, vendía y compraba carros usados, le hago a la mecánica, pero todo lo acabe” señala este hombre a quien se le nota, por su forma de expresarse, que tuvo tiempos mejores.
El accidente en el que perdió las piernas, Arturo lo tiene tan claro que cuando lo cuenta se le vienen tantas ideas a la cabeza que no termina su relato. Perdió las piernas cuando bajó del tren, venía ebrio y perdió el equilibrio, creyó que se iba a morir, su recuperación dilató dos años.
Van a dar las dos de la tarde, el calor no perdona a nadie, Arturo no deja de sudar, pero dice que ya se acostumbró a este clima extremo, insiste que peores cosas ha pasado, que ya probó de todo y que la llegó a pasar tan mal que solo se quedó a esperar.
-¿Esperar qué? Se le pregunta.
-A que dios terminara de hacer conmigo lo que quisiera, porque a mí no me dejo.
Arturo asegura que se ha intentado suicidar tres veces, hasta en eso dice “no tuve suerte, los carros a los que me avente solo me dieron una revolcada y una vez que me trate de colgar no me di cuenta que la viga ya tenía mucha colilla y no me aguanto y se cayó y no me paso nada, nada más unos moretones”.
Al contrario de hace algunos años, Arturo ahora ya no piensa en quitarse la vida, está conciente que ha llegado a los 50 años mucho más cansado que cualquier persona de su edad, pero sabe que no ha hecho tanto por sobrevivir en vano, que se irá cuando tenga que irse, que seguirá dando batalla.
Aunque ha tratado de matarse, este hombre ha hecho más cosas por sobrevivir que muchos otros que están en su misma condición e inclusive de lo que todo tienen, los que la vida no les ha quitado nada.
Continúa trabajando, es reparador de calzado y hojalatero, diseñó una silla de ruedas como triciclo en la que se transporta y él mismo construyó el lugar en el que vive.
Durante varios años estuvo yendo de un lado a otro con su triciclo, pero un problema en los riñones lo obligó a construir la galera cerca del río y quedarse a vivir ahí, ahora solo a veces se va a Berriozabal o a otras colonias cerca de Terán a trabajar reparando calzado.
“Yo me preparó mí comida, cuando hago caldos me dilata varios días, aunque a veces solo tengo para comer huevos y por eso creo que tengo el colesterol muy alto”. Sus alimentos los prepara afuera de la galera, cerca del río Sabinal, en trastes o botes viejos que ha ido encontrando.
Para ser una persona que más de una ocasión ha intentado suicidarse, le ha echado muchas ganas a la vida, irse a las calles a pedir limosna no ha sido una opción para él, todavía se siente con fuerzas para trabajar, dice que no podría vivir a expensas de lo que la gente pueda darle, aunque muchas ocasiones la caridad de las personas le han permitido comer.Este hombre se ha vuelto hacer a sí mismo, porque en más de una ocasión la vida lo ha dejado hecho pedazos. Lo han tratado mal, aunque muchas veces, como él mismo dice, “me lo busque”. La vida siempre pasa la factura, a él todo lo que hizo se lo están cobrado doble.

CHIAPAS

Primer lugar en violación a los derechos de los niños y niñas

SANDRA DE LOS SANTOS

Los niños y niñas de Chiapas viven en mayor riesgo de que se violen sus derechos en comparación con menores de otros estados de la república manifestó Gerardo Sauri Suárez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (RDIM).

El activista visitó ayer el estado de Chiapas para presentar el informe “La infancia cuenta en México 2007” realizado por la red que dirige y que agrupa diversas agrupaciones civiles del país.

En este informe se detalla la situación de los niños y niñas en México con base a estadísticas oficiales. En el caso de Chiapas las cifras son preocupantes consideró Gerardo Sauri Suárez.

El estado continúa estando en los primeros lugares de mortalidad infantil, los niños del estado tienen mayores posibilidades de morir de enfermedades curables que el resto de menores del país.

En salud los niños de la entidad se encuentran más desprotegidos que en los otros estados de la república, tienen el índice de talla más baja del país, el 19.8 por ciento de menores viven en riesgo nutricional y el 70.4 vive en condiciones de extremo riesgo nutricional, es decir solo el 8.8 por ciento de los niños no tiene problemas de nutrición en Chiapas.

En lo que se refiere a cobertura en vacunación los índices de Chiapas disminuyeron de 95.5 bajo a 95.1 aunque cabe señalar que en posición subió y es que otros estados de la república también descuidaron la cobertura en vacunación.

Chiapas tiene el índice más alto de niños trabajando en el sector doméstico y ocupa el tercer lugar en México de estados con más niños que a pesar de trabajar no reciben salario por ello señaló el director ejecutivo de la RDIM.

El estado sigue siendo también la entidad con menor índice de niños menores de un año con acta de nacimiento este asunto es primordial para garantizar los derechos de los infantes y es que los menores que no están registrados difícilmente tienen derecho a la salud y la educación.

El defensor de los derechos de los infantes recalcó que si en general vivir en Chiapas para los menores es difícil para las niñas mujeres es peor y más siendo indígenas.

Para contrarrestar los índices negativos que tiene Chiapas se necesita crear un programa especial de atención a los derechos de los niños y niñas y destinar más recursos a este rubro así como evaluar los programas que ya existen para ver si realmente están funcionando.

La intención de este informe, apuntó Gerardo Sauri, es evidenciar la situación de los niños en el país y en los estados

La presentación del informe se hizo ayer en la sala de consejo universitario de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACh). Además de autoridades de rectoría participaron en la presentación del informe directores de agrupaciones civiles de Chiapas como Cifam y Melel Xojobal.

EN SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS

85% de niños que trabajan son indígenas

SANDRA DE LOS SANTOS

El 85 por ciento de los niños y niñas que trabajan en San Cristóbal de las Casas son indígenas manifestó la Directora de Melel Xojobal, Patricia Figueroa Fuentes.

Según un estudio realizado por esta agrupación civil en San Cristóbal de las Casas, el recurso económico que aportan los niños y niñas es fundamental para sus familias y es que muchas veces los menores aportan más para el sustento de la casa que sus padres.

La activista comentó que en algunos casos si hay explotación laboral infantil de parte de los padres, pero no es en la mayoría de los casos. “Hay que señalar que para los indígenas el trabajo infantil es parte de su cultura, de la formación de los menores, los niños tienen que aprender un oficio para poderse sostener más adelante” señaló la directora de Melel Xojobal.

Solo seis niños que trabajan en la cabecera municipal no tienen familia y viven en situación de calle manifestó Patricia Figueroa Fuentes. Unos 2 mil niños y niñas que trabajan en la cabecera municipal de San Cristóbal de las Casas viajan casi todos los días a San Juan Chamula, de donde son originarios.

La activista se mostró preocupada por la situación en la que laboran los niños en aquel municipio y es que dijo que muchos de los llamados “canguritos” trabajan de manera asalariada es decir no son dueños ni de la cajita de madera ni de los productos que venden.

“Los niños trabajan por sueldos muy, muy bajos y tienen que garantizar la venta de determinado producto para poder cobrar su salario y es una forma de explotación laboral infantil común en San Cristóbal” apuntó la directora de Melel Xojobal.

Consideró que tanto las autoridades municipales como del estado deben implementar políticas públicas que permitan una mejor vida a estos menores.

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