Carmen, artesana de la vida

TEXTO Y FOTOS: SANDRA DE LOS SANTOS
El color de su falda es negro con bordados en diferentes colores, pero el que más resalta es el rosa mexicano, su blusa también es igual de colorida. Ambas prendas ella las hizo, a mano, con telar de cintura, como lo aprendió de su madre, y ella a su vez de su madre y así por incontables generaciones.
- ¿Te gusta? Pregunta la artesana con su cara de orgullo.
- Es hermosa, es lo único que se alcanza a responder cuando se ve de cerca todo el trabajo que significa hacer una de estas prendas.
Carmen Vásquez Hernández tiene 52 años de edad, es originaria del municipio de Venustiano Carranza y desde los 10 años aprendió el único oficio que ha ejercido durante toda su vida, el de artesana textil.
Aprendió, como muchas otras mujeres de su localidad, porque era de las pocas actividades que se les estaba permitida a las mujeres. “Mi mamá tejía y cuando yo tenía 10 años me enseño, las madejas de hilo que ya no le servían me las daba para que yo hiciera servilletas” cuenta Carmen, una de las artesanas de Carranza más conocidas en el estado.
Cuando era niña, Carmen quería ser maestra, pararse frente a un grupo y mostrarles algo nuevo. Ahora, lo hace, no enseña a leer y escribir, tampoco números, lo que Carmen enseña es algo de historia, también de identidad, un poco de manualidades y hasta civismo. No es que Carmen enseñe estas materias en alguna escuela, sino que las jóvenes del Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach) del plantel de Carranza aprenden algo de todo esto cuando la artesana les da clases de tejido.
“Empecé dando clases en un internado de niñas en Carranza, pero la Comisión de Derechos Indígenas dejó de apoyarme porque ya no había presupuesto y ahora estoy dando clases a las jóvenes del Cobach, no es para que ellas se dediquen a este oficio, sino para que valoren este trabajo, para que se conserve esto que nos han heredado nuestros antepasados, para que le tengan amor a su tierra” dice la artesana, que ha recorrido diferentes partes del país y hasta del extranjero mostrando algo de la cultura de Chiapas.
Carmen además de ser artesana y madre de cinco hijos, es también la presidenta de la cooperativa de artesanas textiles de Venustiano Carranza. Para ella es muy importante lograr que sus compañeras logren comercializar a un precio justo sus prendas y por ello es que se preocupa tanto por platicar sobre su oficio.
“Todo el trabajo que hacemos es a mano, lleva tiempo, cada blusa, cada telar es único, por más que se parezcan, no pueden ser iguales la tejedora tenía un ánimo diferente cuando lo hizo, pensaba en otra cosa, cada uno tiene algo especial” dice.
Hay quienes se sorprenden cuando se enteran que una blusa de Carranza puede costar más de tres mil pesos y la falda más de siete mil pesos en el caso de que los hilos también estén hechos a mano; pero para quienes saben todo el significado que hay detrás de cada una de estas prendas sabe que el valor de cada una de ellas es de mucho más de algo que se pueda pagar con efectivo.
Carmen es una mujer que a primera vista da confianza, es amable, cuando se platica con ella cualquiera se puede percatar que es la clara imagen de la perseverancia, termino la primaria y secundaria cuando sus hijos se recibieron de la licenciatura y ahora está estudiando la preparatoria.
Carmen es de esas mujeres para las que no existe ningún tipo de limitante, las que se arriesgan, las que saben que a veces, aunque se tenga que ir contracorriente, hay que abrir camino no solo a las que vienen, sino las que no se animan a caminar.

Se “despiden” diputados de trabajos legislativos

Sandra de los Santos.- Como si se tratara de su último día de trabajo en el Congreso del Estado, ayer los diputados locales se despidieron de sus tareas legislativas y es que el próximo domingo 15 de agosto es el cierre del segundo periodo ordinario de sesiones del último año legislativo, después los diputados se irán a receso hasta noviembre cuando ingrese la próxima legislatura.
Como pocas veces sucede, en asuntos generales de la orden del día de la sesión ordinaria de ayer, seis diputados locales se inscribieron para hablar en tribuna: Sonia Rincón Chanona del Partido Nueva Alianza; Sonia Catalina Álvarez, del Partido del Trabajo; Miguel Ángel Vargas Blanco; del Partido Verde Ecologista de México (PVEM); Rafael González Chamlati, del Partido de la Revolución Democrática (PRD); Emilio Sálazar Farias del Partido Acción Nacional (PAN) y Leyver Martínez del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Vargas Blanco, Chamlati y Sálazar Farias subieron a tribuna vestidos con el color institucional de su respectivo partido político. Las y los demás también sabían a lo que iban estaban preparados para que en la última sesión del periodo ordinario se “despidieran” de su trabajo legislativo, a pesar que les falta tres meses para concluir su periodo.
Los siete diputados locales que subieron a tribuna destacaron que se haya aprobado elevar a rango constitucional los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Al final de la sesión ordinaria, todos los diputados quedaron despidiéndose en la sala de sesiones, se abrazaban, se daban la mano como que si no tuvieran la intención de volverse a ver en el edificio legislativo, aunque les quede meses por cobrar ahí.
El único que no se quedó a los abrazos y apretones de manos fue Carlos Pedrero, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local, que desde que regreso después de varias sesiones de ausencia opta por salir antes de que concluya la sesión por la puerta de emergencia de la sala de sesiones.
Cuando se le preguntó a Ángel Córdova Toledo, presidente de la mesa directiva del Congreso Local el motivo por el que se estaban despidiendo los legisladores, antes de tiempo, el diputado se limitó a decir que la serie de discursos que se escucharon ayer en la tribuna no era un acto de despedida.
Aseguró que hay todavía asuntos pendientes que tratar por esta legislatura como la Ley Orgánica del Congreso Local y su reglamento interno y que es probable que durante el periodo de recesos haya sesiones extraordinarias.
Ángel Cordova reconoció que la mayoría de las iniciativas de Ley que se aprobaron en el Congreso Local no fueron elaboradas por los diputados, apenas un 35 por ciento calculó el legislador el resto provinieron del Poder Ejecutivo.
A pesar de ello, el diputado perredista fue condescendiente con esta legislatura y dijo que logró hacer más que lo que tenían proyectado en la agenda legislativa, que hasta ahora no han concluido.

César Corzo, el muralista de Chiapas


Sandra de los Santos.- Siqueiros es el más muralista de todos, de los pintores mexicanos que mejor sabe pronunciar grandes discursos y los plasma en un muro; Rivera en cambio platica, es gracioso muy dado a pintar pequeñas figuras; Orozco pega de gritos muchos de ellos desaforados y Tamayo es mudo, no habla. Así define César Corzo, el muralista chiapaneco a los pintores de murales más conocidos de México.
-¿Y usted, maestro, ofrece discursos, platica o pega de gritos? Se le pregunta.
- Lo mío ahí está, responde el premio Chiapas y muestra los bosquejos de dos de sus murales más conocidos que cuelgan de una de las paredes del recibidor de su casa.
En esa misma pared hay pinturas, que él mismo ha realizado, de su familia; su titulo de la Escuela Nacional de Artes Plásticas; el reconocimiento que recibió cuando le otorgaron el Premio Chiapas así como su más reciente reconocimiento que le otorgó el Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach).
Ese muro, sin duda, está cargado de significado para César Corzo, con solo verlo se sabe que se está en el hogar de un artista que tiene camino recorrido.
En su casa hay pinturas, esculturas, por donde sea hay algo que ver, que admirar, a veces pareciera desordenada, pero cuando se observa bien se da uno cuenta que todo está en su sitio.
El artista lleva 50 años dedicados a la pintura, supo de su vocación desde muy pequeño a pesar que nadie de su familia se dedicaba a algo relacionado con las artes.
“Dibujaba animales, andaba con palitos rayando en la tierra, era lo que más me gustaba” dice el pintor chiapaneco que ya llega a los 67 años de edad.
Corzo es seguramente el muralista que más ha pintado en Chiapas, sus murales están en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), Palacio de Gobierno, el edificio de Las Palmas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Escuela de Enfermería, pero hace mucho que no pinta murales.
El pintor, aunque quisiera de nueva cuenta lucirse con las grandes líneas de fuga, hacer suya una pared y después ofrecérsela al público, ya no pide hacer un nuevo mural, sino que se conserven los que ya están, los que tanto trabajo le costaron.
“He llegado a decirles que nada más paguen el material y que yo les doy mantenimiento, pero no quieren” dice César Corzo.

Para el muralista ganador del Premio Chiapas el arte es la expresión más humana que existe, lo más sublime, sin embargo no todos lo ven así, son capaces de destruirla o dejarla morir.
Aunque tiene años sin hacer un mural, Corzo no ha dejado que se le entuman las manos, todos los días pinta, en tamaños diferentes, es su alimento, pasión, su única forma de vida.
A pesar de que alguna vez por falta de mantenimiento los murales de César Corzo dejaran de verse, difícilmente se podrán borrar de la memoria de muchos que los vieron y admiraron, que encontraron en ellos la mejor expresión humana.

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