Con toda mi solidaridad para Sarelly
TEXTO: SANDRA DE LOS SANTOS
Hay una leyenda indígena –no estoy segura de qué etnia- que cuenta que cuando una persona muere llega su nahual a recogerla y la lleva en su lomo, recorriendo varios caminos, los llantos y los lamentos que puede llegar a escuchar el animal, de los dolientes del cuerpo que lleva, puede ocasionar que tire la carga, pero si esa persona se va en paz su nahual la lleva hasta una puerta grande de obsidiana que se abre para dejarla entrar. La primera vez que escuché esta leyenda fue hace poco más de ocho años cuando estaban enterrando a mi padre.
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Orlando Perianza Ruíz tiene 60 años y toda una vida dedicándose a la medicina. Es médico especialista en anestesiología, pero ha hecho un poco de lado esa especialidad para dedicarse a la tanatologia, finalmente las especialidades no están peleadas, ambas intentan evitar el dolor, por un lado el físico y por el otro el emocional.
Orlando cuenta que decidió enfocarse a la tanatologia, que es el estudio integral e interdisciplinario de la muerte, al observar que el mayor temor que tienen las personas al ingresar a un quirófano y ser anestesiadas es al no despertar.
“Las personas viven temerosas de la muerte y muchas veces por eso no disfrutan la vida. Las personas que bien viven, bien mueren, las que no tienen apegos malsanos a las cuestiones materiales o las relaciones sentimentales se van más tranquilas” considera el tanatologo.
Los tanatologos ayudan a las personas que tienen una enfermedad terminal a enfrentarse al proceso de la muerte, pero también apoyan a sus familiares. Se encargan también de tratar a quienes no logran superar la partida física de un ser querido.
Para Orlando Perianza no es necesario ser médico para ser tanatologo, cualquier persona –sacerdote, ama de casa, guía espiritual, enfermera, etcetéra-, pueden ayudar a bien morir. Porque a diferencia de otros males, éste tiene que ver con algo emocional y no físico.
Para aceptar la muerte, dice el médico, es necesario aceptar que somos seres mortales y que en algún momento debemos de dejar este mundo. Cerrar ciclos y vivir cada día sabiendo que nadie tiene la vida comprada.
“Mucha gente se vive quejándose, si hace frío o si hace calor, se queja de todo y se pierde en eso y no disfruta la vida y cuando sabe que tiene una enfermedad terminal le entra la angustia porque siente su vida perdida, pero fue una vida que no valoró y no disfrutó” considera el experto.
“Cuando una persona sabe que tiene una enfermedad terminal es bueno que haga una recapitulación de su vida y vaya cerrando ciclos, que el tiempo que le queda físicamente le ayuden a dar las gracias, a perdonar, pero también a pedir perdón, eso ayuda a que las personas se vayan sintiendo mejor y se puedan ir más tranquila” comenta el tanatologo.
Lo mismo pasa con los familiares. Es difícil aceptar que un familiar tiene una enfermedad terminal, pero es bueno cerrar los círculos con él, ayudarlo a irse mejor, decirle que tanto se le ama y que donde sea que esté se le seguirá amando.
Para el médico es fundamental que a las personas que tienen una enfermedad terminal no se les oculte su estado de salud, pero también que los familiares estén conscientes de ello, para que ambos se apoyen en el proceso.
“Muchos familiares aún sabiendo que sufre de una enfermedad terminal el paciente, quieren seguirlo teniendo a dieta o bajo estrictas normas y pienso que no debe ser así, precisamente en ese momento se le debe de dejar hacer todo lo que quiera, ayudarlo a cerrar todos sus círculos pendientes, no dejarlo con las ganas de nada porque luego de ahí nacen las culpas después que se va” comenta el médico Perianza.
Para el tanatologo es importante respetar el momento de duelo de los familiares, dejar que lloren, griten o manifiesten de alguna forma su dolor, el acompañarlos, decirles que no están solos en ese proceso, extenderles la mano y hacerles saber que aunque su ser querido se ha ido de forma física de alguna manera sigue acompañándolo.
“Para muchos es más difícil enfrentar el duelo cuando es una muerte intempestiva que cuando es una enfermedad, cada una tiene un proceso. Pero, en lo que siempre decimos es que es importante para bien morir, bien vivir todos los días, decirle a tus seres queridos que los amas, abrazarlos, no tener peleas absurdas, porque uno nunca sabe cuando ya la otra persona no va a estar o si nosotros mismos cuándo dejaremos de estar físicamente” señala el médico.
Cuando una persona no supera la pérdida física de un ser querido puede llegar hasta el suicidio por ello es necesario buscar ayuda. En el hospital regional “Rafael Pascasio Gamboa” en Tuxtla Gutiérrez se encuentra la clínica de tanatología y cuidados paliativos en donde se puede encontrar apoyo de expertos en el tema.
Así como hay ginecólogos y parteras que ayudan a bien nacer a los bebes así hay tanatólogos que ayudan al bien morir. Hacen más fácil el proceso, ayudan a ver esa luz que muchas veces el dolor opaca.
Orlando, médico que cura el alma
Publicadas por
Periodismo sin censura
domingo, noviembre 29, 2009
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