Sandra de los Santos
Lo dice la Constitución Política del país, también la declaración de los derechos humanos y hasta la Biblia, a su manera, afirman que todos y todas somos iguales, sin embargo el asunto no ha quedado claro y más de uno se empeña en demostrar cómo, por alguna razón, hay personas “súper dotadas” o con inteligencias superiores.
René Muñoz Coutiño es docente de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Uniach) además de que también es psicólogo en el área de atención familiar del Centro de Rehabilitación Integral Teletón (CRIT). Su experiencia profesional y académica le permite tener una amplia visión sobre este tema.
Para él la situación es clara “no hay inteligencias superiores, sino diferentes”. Cada persona aprende dependiendo diversas circunstancias. “Hay niños que son destacados en clase porque tienen un ambiente favorable y motivador, también influye las emociones de cada persona y cómo asuma el proceso de aprendizaje y hay ocasiones en que el niño se le dificulta aprender porque pueden llegar a tener lesiones cerebrales”.
Cualquier argumento acerca de los niños “superdotados”, René lo debate y es que afirma, que sin excepción, todas las personas tienen la capacidad para aprender, sólo que lo hacen de manera distinta.
Las pruebas de coeficiente intelectual
La manera en que se mide el coeficiente intelectual de una persona son por medio de pruebas psicométricas, la mayoría de ellas son estandarizadas y tienen una visión occidental del mundo.
“Si se le aplica una prueba psicométrica a un niño de San Juan Chamula puede resultar hasta con grado de torpeza y eso no es cierto lo que pasa es que la prueba está midiendo con base a otro contexto. Hay pruebas que son poco confiables para aplicarlas, por ejemplo, a niños con algún tipo de discapacidad porque están pensadas y diseñadas para alguien que no tiene alguna discapacidad” señaló el psicológo.
Aunque René es un serio cuestionador de las pruebas psicómetricas, una de las asignaturas que imparte en la Escuela de Psicológia es precisamente la de “pruebas psicómetricas”. Aunque asegura que estas pueden resultar funcionales también llegar a ser catastróficas si se utilizan sólo para etiquetar a las personas.
“Las pruebas psicométricas deben de ser cualitativas y no cuantitativas, deben de servir para potencializar las áreas de oportunidades de los estudiantes o los niños y no para etiquetarlos y decir que son de inteligencia brillante o normal”.
El psicológo afirma que la etiquetación de un niño puede traer consecuencias difíciles de revertir en un futuro. “Si hay un niño que se le etiqueta como el burro, el que no aprende, pues, él mismo se lo va a creer o el profesor puede caer en el conformismo de decir “es que él es el que no aprende” y ni siquiera esforzarse o buscar otras formas de enseñarle”.
El mismo caso podría suceder con quien tiene un aprendizaje más rápido. “El niño que se supone es el superdotado el de inteligencia superior puede perder hasta el interés por la escuela si el docente no aprovecha la situación y le ofrece otras cosas e incorpora su aprendizaje al grupo y lo hace participar”.
En ambos casos el docente juega un papel muy importante ya que tiene que buscar estrategias para que ambos tengan interés por obtener nuevos conocimientos e incorporarlos a la clase.
“Muchas veces el profesor no puede solo así que no debe dudar en canalizar o pedir ayuda a otros profesionales como un pedagogo, un psicológo o quien se necesite para poder ayudar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje” puntualizó el docente de la Unicach.
Aunque, René no lo dice, él podría ser un fiel militante de la teoría de inteligencias múltiples de Ausubel. Bajo esta teoría cualquier programa o proceso de enseñanza enfocado a que todos aprenden de la misma forma está destinado al fracaso.
0 comentarios:
Publicar un comentario