Sandra de los Santos.- Se vistieron de traje para entregar una medalla que lleva su nombre, la elogiaron, la citaron, pero poco o nada saben de su obra. Jamás han leído alguno de sus ensayos, no entienden por qué es la escritora favorita de varias feministas, no saben de ese su “otro modo de ser”.
Este jueves se entregó a la diputada federal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Beatriz Paredes Rangel la medalla Rosario Castellanos que entrega el Congreso del Estado a quien se haya distinguido por su trabajo a favor de la humanidad, la ciencia o las artes. A propósito de la imposición de esta presea se cuestionó a diferentes legisladores sobre la obra de la escritora de Comitán, ninguno a quienes se les preguntó pudo decir a ciencia cierta qué obras han leído de ella.
El diputado del PRI, Aquiles Espinosa de plano cuando escuchó la pregunta señaló que no iba a responder “me han estado golpeando mucho en los medios” dijo renuente como que si el cuestionamiento tuviera algo que ver con lo que él estaba respondiendo.
Ricardo Alberto Serrano Pino le dio vueltas a la pregunta decía que conocía la obra de Rosario Castellanos y hasta que convivía con su hijo, pero jamás pudo decir qué textos, precisamente, ha leído. “¿y usted ha leído a Rosario Castellanos?” respondió tratando de revirar la pregunta.
La bancada del Partido Acción Nacional (PAN) fue la que propuso que se colocara en letras doradas el nombre de Rosarios Castellanos en el muro de honor del Congreso del Estado, no todos los integrantes de ese grupo parlamentario saben el por qué de la propuesta. Sin embargo, hasta se dicen orgullos de ser de la tierra de Rosario Castellanos, pero es difícil sentir orgullo por algo que se desconoce.
El diputado Eddi Morales y René Gregorio Velásquez, ambos del PAN, ante la pregunta de si conocían la obra de Rosario Castellanos presurosos dijeron que si, sin embargo cuando se les cuestionó sobre qué obras habían leído, un silencio largo se tuvo como respuesta.
Carlos Avendaño Nagaña y Juan Jesús Aquino Calvo también aseguraron conocer la obra de Castellanos, cuando se les hizo la segunda pregunta sobre qué han leído de ella, como si se tratara de un as bajo la manda, tomaron la edición que imprimió el Congreso Local de una de sus primeras obras, escrita en 1948, “Trayectoria del polvo”. Fue obvio que más allá de la hojeada que le pudieron dar a esos textos poco o nada han leído de la escritora más representativa de Chiapas.
Los diputados dejaron ver que son hombres de pocos libros tal vez por ello sus discursos carecen de ese tono superior que sólo da la lectura.