CARICATURA: ENRIQUE ALFARO
Su oficio no solo es el mejor del mundo sino también el más antiguo dice al iniciar la entrevista en su consultorio, que es un buen lugar para que un “grande” cure las enfermedades de los pequeños.
Jesús Gilberto Gómez Maza es médico pediatra de oficio y profesión, político no por azares del destino, sino por la convicción de que puede curar las enfermedades de la sociedad y un cristiano practicante, no porque asista a misa todos los domingos, sino porque ha aprendido que Dios, con mayúsculas, solo se puede escribir así ofreciendo ayuda a los que menos tienen no por lástima ni caridad, sino por la fraternidad que debe de existir entre los seres humanos.
Muchos chiapanecos lo conocen porque curó sus enfermedades de pequeños o porque alivió sus preocupaciones al curar a sus hijos, pero también saben de él porque en dos ocasiones ha sido candidato a gobernador del estado, porque lo han visto ofreciendo consultas de forma gratuita en diferentes zonas del estado, porque se han sentado en la misma banca que él en alguna misa o lo recuerdan porque en un debate entre cinco candidatos a la gubernatura fue el único que habló del movimiento indígena y la causa zapatista, el que dijo en voz alta “Yo solamente tengo un jefe, un único jefe y es el que está allá arriba, Dios”.
El doctor Gómez Maza recuerda que la primera vez que hizo una autopsia fue cuando estuvo en primer grado de primaria, se lo hizo a un pez, de una de esas especies que no nacen por huevo sino vivos, en su panza tenía un montón de pescaditos, que intentó rescatar.
De niño le gustaba mucho la biología, pero al final de cuentas se decidió por la medicina humana, estudio la primaria y secundaria en Tuxtla Gutiérrez, de donde es originario y después se fue a estudiar la preparatoria al Distrito Federal.
Regresó a Chiapas al terminar la preparatoria, para ingresar al seminario de San Cristóbal de las Casas, ahí estuvo durante un año con el ahora obispo emérito de esa ciudad, Samuel Ruíz García, preparándose para ser sacerdote, pero se dio cuenta que su camino no era ese.
Decidió ingresar a
Su internado lo hizo en un hospital de Oaxaca, ahí hizo su primera huelga de hambre para exigir la construcción de un hospital infantil y el aumento de la beca que recibían los internos.
La vida de estudiante del doctor Gómez Maza está llena de anécdotas, que la edición de un solo periódico no alcanzaría para contarlas, su memoria ha sabido guardarlas.
A Chiapas regresó siendo ya pediatra, su primer trabajo en el estado lo tuvo en el hospital de San Cristóbal ahí fundó el área infantil, con cunas hechizas, focos que servían para las incubadoras y tres niñas, dos con tuberculosis y una con anemia, las dos enfermedades siguen siendo comunes en el estado.
Su andar profesional en estos más de 30 años de carrera ha pasado por el servicio público y privado así como la academia. Fue docente y director de
Conoce muy bien todas las dolencias del sistema de salud del estado y federal porque las ha padecido, sabe que sus enfermedades tiene cura, pero lo lamentable es que los responsables de que sobreviva hacen todo por dejarlo morir.
Gilberto Gómez Maza es también político, dice que no es otro oficio, sino el mismo, el de la medicina. “Es como en curar, pero en grandote, hacer medicina preventiva es aplicar adecuadas políticas públicas, diagnosticar es identificar los problemas y curar es resolver esos problemas”.
Hacer política para él no tiene nada que ver con los grandes discursos oficiales, sino con la solidaridad, el servicio, con otra cosa muy diferente a los que muchos están haciendo.
“Que la solidaridad encuentre el paso libre y se imponga a la retórica” dice y uno entiende en esas palabras de lo que está hablando y que muchos no han entendido.
El próximo lunes le entregarán al doctor Jesús Gilberto Gómez Maza el premio Chiapas en la categoría de ciencias, el reconocimiento no puedo ser cuestionado, ni siquiera por sus adversarios, que podrán decir muchas cosas de él, menos negar de que el doctor ha hecho mucho más por Chiapas que todos ellos juntos.