Esta no es una nota, sino un relato de dos ex agentes ministeriales

Sandra de los Santos.- “No se lo van a publicar”, me dijeron hasta con resignación, Ustedes cuéntenme que lo único que podemos perder es tiempo y pues ustedes están acá en huelga de hambre y yo no tengo otra cosa que hacer más que ir a cubrir la sesión del Congreso, que seguro empieza tarde, les respondí a los dos ex agentes ministeriales de la Procuraduría de Justicia del Estado, que desde hace tres días están en huelga de hambre afuera de Palacio de Gobierno.

Los ex policías ministeriales empezaron a hablar más por la necesidad de contar su historia que porque realmente creyeran que fuera a publicar algo. “En septiembre del 2007 nos detuvieron y estuvimos en el Amate”.

- ¿Pero por qué los detuvieron?

- Ahí está la cosa. Es que en el 2007 nosotros acompañamos a nuestro comandante a la casa de Mauricio Perkins. No sé qué cara me vieron que luego, luego me dijeron: “si, si el que siempre anda con el gobernador, no sé si son parientes, amigos o sólo trabaja ahí, pero entraron a robar a su casa y se llevaron alhajas, un carro y no sé qué más, allá por el Mirador, pero cuando nosotros fuimos ya tenía rato que había pasado eso, ya hasta le habían devuelto su carro”.

Rodolfo y Pascual, los dos ex policías que están en huelga de hambre contaban por partes la historia. Rodolfo decía algo y luego Pascual le seguía “nosotros fuimos porque a nuestro comandante, Javier Omar Vásquez el que en ese entonces era director de investigación especiales Víctor Saavedra lo mandó a llamar y le dio un oficio de investigación para que fuera a ver cómo iba lo del robo, fuimos con unas fotografías de unos que agarraron para ver si el Señor Perkins los reconocía, pero al llegar salió la sirvienta de la casa y nos dijo que el Señor ya no vivía ahí, que la que vivía ahí era la Señora, Martha Grajales”.

-¿La que era diputada? Le pregunte asombrada, lo que contaban parecía no tener forma.

-“Si, si la que trabaja ahorita en el Ayuntamiento” respondió rápido Rodolfo y Pascual siguió contando.

“La Señora Martha nunca salió nada más nos mandó a preguntar qué queríamos y nuestro comandante dijo que como ella no era la agraviada no podía dar información y eso fue todo y nos retiramos” contó Rodolfo.

Hasta ahí yo seguía sin comprender por qué fueron detenidos y llevados al Amate por los delitos de: abuso de autoridad, asociación delictuosa y uso indebido de funciones. Rodolfo Martínez estuvo siete meses preso en el penal del Amate y Pascual Vera Teco durante cinco meses, el primero tuvo que pagar 14 mil 500 pesos para salir libre y el segundo 17 mil 500.

-Es que todo esto fue político –coincidieron los dos ex policías-

-¿Político? Más bien de políticos. Les dije, aún no entendía muchas cosas y sigo sin entender.

-Es que doña Martha no se llevaba con el que entonces era procurador, Mariano Herrán y entonces creyó que nosotros fuimos a quererla a intimidar o saber qué cosa, pero la verdad es que fuimos por una orden que nos dieron, pero luego ya nadie se quiso hacer responsable de eso y nosotros terminamos en el bote.

-¿No nos cree verdad? Me dijeron al ver mi cara de sorpresa.

-No, no es que no les crea, les respondí hasta apenada, lo que pasa es que yo conocí a Martha Grajales cuando era diputada y no se me hace mala persona, bueno, no es que yo la conozca muy bien. De Mauricio Perkins se poco, siempre tiene cara de pocos amigos, pero… eso no significa nada hay quienes tienen cara de buena gente y son de lo peor. Ustedes, por ejemplo, tienen cara de judiciales, pero malos, de esos malos, malos. Les dije entre broma y en serio.

Los dos se rieron. “Nada más tenemos la cara. Somos bien buena gente” me dijeron.

-¿Y entonces qué, cómo es que les quitaron los cargos?

-Es que doña Martha nunca demando tampoco el Señor Perkins, la que se dijo agraviada fue la sirvienta, pero lo hace porque se lo piden finalmente nunca llegó a ratificar su denuncia y nos absuelven de los tres delitos porque no había pruebas y es que no hicimos nada malo, sólo cumplimos ordenes dice Pascual.

“Lo que pedimos es que nos reinstalen a nuestro trabajo y nos paguen todos los salarios caídos desde el 2007 porque nosotros no hicimos nada malo, ahí está nos absolvieron de los tres cargos. Nosotros sabemos que corremos peligro por estar acá, pero confiamos, con todo y lo que nos paso, que se nos va a hacer justicia y vamos a regresar a nuestro trabajo”.

Después de la plática me marche les dije que no les garantizaba que saliera publicado, pero les aseguré que iba a subir su versión a mi blog, así que ahí está. Ellos, por su cuenta, me aseguraron que cuando vuelvan a ser policías van a seguir siendo “bien buena gente”.

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