Guadalupe San Juan, edificador de escuelas

TEXTO: SANDRA DE LOS SANTOS
En una de las paredes de la dirección de la escuela cuelga un cuadro que reúne varias fotografías, en la mayoría de ellas se ve él: enseñando a un montón de niños sin uniforme debajo de un árbol, con una pala en la mano construyendo las primeras aulas de la escuela, acompañando a varios padres de familia. En conjunto, las fotografías muestran la fundación de la primaria “15 de Mayo”, ubicada en la colonia San José en Tuxtla Gutiérrez.
Guadalupe San Juan Leal García tiene 58 años de edad y 37 años dedicados a la docencia, 28 años estuvo frente a grupo y el resto como director, pero este lunes se despedirá de todas las actividades escolares, se jubilará.
Él no solo se ha dedicado a enseñar a leer y escribir a los niños, a sumar, dividir y multiplicar, durante sus 37 años de trabajo se preocupo por ofrecerles a sus alumnos un lugar más digno donde recibir clases. Se retira de la docencia habiendo fundado siete escuelas.
Aunque su profesión es ser docente, para su oficio no hay un nombre en específico: el gestionar con diferentes instancias la construcción de aulas, lidiar con los ejidatarios para que donarán tierras para una escuela, convencer a los padres de familia que llevar a la escuela a sus hijos no era perder el tiempo, es una actividad que decidió por convicción personal, aunque dice él que es una labor que cualquier docente, que se digne de serlo, debe realizar.
Lo de fundar escuelas es un trabajo que a pocos les gusta realizar, se tienen que hacer diferentes gestiones, porque a diferencia de otros lugares, en Chiapas todavía se tiene que pedir como un “favor” la construcción de aulas ante las autoridades, útiles escolares para los menores, material didáctico para los profesores. Esta labor puede llevar mucho tiempo y pueden pasar varios años para ver consolidada una escuela, a Guadalupe San Juan le llevó 37 años ver las aulas de siete diferentes instituciones educativas.
El director de la escuela “15 de mayo” es originario de Tamaulipas, pero cuando se recibió de docente normalista en Guanajuato fue designado a Puebla y después llegó a Chiapas y de aquí ya no se pudo ir.
Guadalupe San Juan cuenta que un día salió de su casa solo con el dinero para su boleto de autobús que lo llevaría a Guanajuato, se fue con el objetivo de ingresar a la escuela normal de ese estado porque en Tamaulipas no había.
Ingresar a la normal de Guanajuato fue una odisea, el ciclo escolar ya había iniciado y Guadalupe San Juan necesitaba una beca para sostener sus estudios, pasó una noche esperando al director de la normal hasta que pudo hablar con él y convencerlo de recibirlo en la institución.
Guadalupe es el único de todos sus hermanos que pudo cursar una carrera, dice que desde que tenía siete años se propuso ser maestro, le gustaba esa imagen que la gente tenía de ellos. “Eran personas respetadas, que todos querían mucho”.
Lamenta que ahora esa imagen del profesor se haya desvanecido, aunque reconoce que muchos docentes no tienen vocación al trabajo, no le
A pesar de que está a punto de jubilarse, Guadalupe San Juan no se ve cansado, dice que tiene un malestar físico que a primera vista es imperceptible, se le ve muy presto a querer seguir en la escuela, pero ahora le toca ir a construir en otros lugares.

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