Rosario Jon, operadora de Pemex

TEXTO: SANDRA DE LOS SANTOS
FOTOS: VALERIA MARTÍNEZ

Una pipa cargada con 20 litros de material flamable contrasta con su figura que no rebasa ni los 65 kilos, pero es capaz de operar la unidad sin muchos problemas, aunque dice que todavía está en proceso de dominarla al 100 por ciento.
Rosario Jon Selvas tiene 38 años y desde hace 12 años trabaja en Petróleos Mexicanos (Pemex). Viene de una familia que le ha dedicado su vida a esta paraestatal, su padre ya está jubilado y dos de sus hermanos continúan trabajando en la empresa.
En la planta de Pemex, ubicada en Tuxtla Gutiérrez, ha sido oficinista, auxiliar de operaciones y ahora está en un curso para ser operadora de una de las unidades de transporte de material.
La categoría de operador de transportes de material es una de las altas de la empresa y a la que muchos aspiran, para obtener el cargo se tiene que pasar por varios filtros y Rosario está en proceso de pasarlos para ser la primera mujer en la planta de Tuxtla Gutiérrez en manejar una pipa.
“En Tapachula ya una compañera anda manejando y en otros estados también hay mujeres, la empresa no exige que sean hombres, no pone peros para que las mujeres ascendamos a operadoras es cuestión de pasar los cursos” señala Rosario, quien se animo a entrarle al proceso de capacitación.
Manejar una unidad de transporte de material de Petróleos Mexicanos no es lo mismo que conducir un automóvil u otra unidad de transporte de carga, lo que se lleva es material flamable, y hay que estar preparados para cualquier eventualidad.
Talvez por el riesgo que significa es que muchas mujeres de la empresa no se animan a entrarle. Rosario dice que lo pensó mucho antes de decidirse a entrarle al curso porque piensa en sus dos hijos, aunque ellos se emocionan al saber que su madre está aprendiendo a manejar una pipa.
A diferencia de lo que sucede en muchos lugares de trabajo, para Rosario sus compañeros no han sido un obstáculo para que aprenda a manejar, al contrario han sido sus aliados. “Muchos compañeros me animan, me dicen que voy a poder, que no pasa nada, que no me vaya a desanimar”.
En el curso no solo le enseñan a manejar la pipa, sino también cuestiones básicas de mecánica, de cómo actuar en caso de un accidente, las medidas de seguridad parecieran extremas, pero cuando se dimensiona el riesgo que se corre, nada parece innecesario.
Rosario dice que todavía no ha definido bien qué va hacer si pasa el curso, tiene de dos aceptar el puesto de operadora o continuar como auxiliar de operaciones, de algo está segura que si llega a acreditar se habrá demostrado a ella misma que puede con el trabajo, el aceptarlo o no tendrá que ver con otro tipo de prioridades que tiene en su vida.

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